La desinflación es la meta que la gestión del presidente Javier Milei se puso para esta segunda mitad de 2024. En el Gobierno nacional están convencidos de que eso contribuirá a mejorar las expectativas de los agentes económicos y, de esa manera, avanzar hacia el equilibrio de las variables económicas. Dante Sica, ex ministro de Producción y Trabajo de la Nación, está convencido de que la actual administración ha ganado varias batallas para desacelerar los precios. Sin embargo, advierte que, “para ganarle la guerra, falta mucho”. Sica concedió una entrevista a LA GACETA antes de su exposición del jueves, en esta ciudad, en el marco del ciclo de charlas organizado por ACDE Tucumán. El fundador de la consultora Abeceb señala que los bancos deben apuntar toda su artillería crediticia para impulsar a las empresas productivas, más que concentrarse en el consumo.
Reducir la inflación es una prioridad para Milei-¿Cuáles son las expectativas que tiene respecto del Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI)?
-Creo que al RIGI hay que analizarlo en el marco de lo que es Argentina, que es un país que hasta ahora vino con fuertes desequilibrios macroeconómicos y volatilidades y ha sido un violador serial de contratos. Entonces, se torna necesario generar un instrumento que tenga muchísima fuerza como para poder generar un proceso de inversiones que es lo que la Argentina ha carecido en los últimos 15 años, que le permita recuperar una senda de crecimiento. No hay que analizarlo fuera de ese contexto, porque si uno lo hace desde la óptica de “que se dan demasiadas concesiones”, creo que hay que demostrar firmeza y el RIGI es un buen instrumento que, en el marco de una estabilidad y con un gobierno que hace cambios, da señales a los grandes inversores para aprovechar esta oportunidad. De esa manera, la Argentina puede volver a insertarse, definitivamente, en un ciclo global de comercio, que es lo que se está percibiendo en estos momentos.
-Como país, no debe dejar de mirar a los vecinos, en medio de algunos chisporroteos con Brasil…
-Las peleas entre presidentes, en general, nunca afectan el flujo del comercio. No afectan tanto al mundo de los negocios. Puede ser que, a lo mejor, incidan en algunas instancias, pero siempre las decisiones de inversión dependen de otras cuestiones. El comercio entre la Argentina y Brasil dependen fundamentalmente del crecimiento de cada uno de esos países. Obviamente que si tenés dos presidentes que no se hablan , tenés que demostrar una gran tarea dentro de las cancillerías. No digo que sea totalmente inocuo, pero el comercio no te cambia el ciclo de inversiones que dos presidentes no se hablen. Si vos mirar los últimos 30 años, Néstor Kirchner en los últimos tiempos se llevaba mal con Lula da Silva; Cristina Fernández no se hablaba con Dilma Roussef; Alberto Fernández no se hablaba con Jair Bolsonaro. Digo que ya venimos acostumbrados a esos roces.
-¿Los ruidos de la política, como esta votación parlamentaria y posterior veto de la movilidad jubilatoria, tornan más volátil al mercado?
-Naturalmente generan preocupación, pero fijate la afirmación del presidente Javier Milei de vetar la ley. Esa decisión hizo que las acciones y los bonos aumentos y que el Riesgo País caiga. Entonces, hoy es más importante la convicción y la firmeza que demuestra el Gobierno en el mantenimiento del rumbo económico. Después vemos que es un Presidente que tiene una oposición muy atomizada y que no tiene el control del Congreso que, de alguna manera, le va a demandar en los próximos años una tarea muy fuerte de buscar alianzas y de estar trabajando con cada una de las leyes para conseguir el quórum necesario para sancionarlas. Lo importante es que el Gobierno da una señal muy fuerte de firmeza para tratar de mantener las anclas principales que tiene este programa, en particular, lo referido a lo fiscal.
-En toda esta discusión, tanto el presidente Milei como su ministro de Economía, Luis Caputo, siguen denunciando conspiraciones políticas para ponerles palos en la rueda…
-Eso forma parte del folclore de la política. De nuevo, estamos en presencia de un Presidente que ganó las elecciones y que supo interpretar, mejor que nadie, el clima electoral de la época, de una necesidad de cambio. Tiene un partido nuevo, que no posee gobernadores propios y que se encuentra en minoría en ambas Cámaras del Congreso y que, además, tiene una oposición con la que tendrá que convivir en los próximos tres años en minoría. Por lo tanto, tendrá que afianzar el trabajo para construir consensos y avanzar en la construcción de mayorías para cada una de las leyes que presente. Obviamente que en el camino se va a encontrar con oposiciones más radicalizadas que otras, como es el caso del kirchnerismo, pero también con una oposición más constructiva, como es el caso del PRO.
-¿En qué momento estamos de la situación económica? ¿Estamos en presencia de una profundización de la recesión o de un rebote de la economía?
-Primero hay que tener en cuenta que este 2024 es un año de transición. Y venís de una debacle desde el punto de vista de la macroeconomía. La Argentina era un tren de alta velocidad que se dirigía hacia la hiperinflación, pero no hay que perder de vista que estamos a ocho meses de una gestión nueva. Es como decir que está jugando los primeros 15 minutos de un partido que dura cuatro años. En estos ocho meses, el Gobierno ha demostrado, a nivel de la macro, mejores resultados que los esperados, en términos de lo que ha sido el superávit fiscal y en esta convicción de ir hacia la reducción de los gastos innecesarios que le permitan, luego, avanzar en un programa de reforma impositiva, para bajar la carga fiscal. También hemos visto señales de reducción de los pasivos del Banco Central y su posición e hizo corrección de precios relativos en un proceso de desinflación. Desde ese punto de vista, el resultado es mejor a lo esperado. Respecto de la actividad, es lo esperado. La economía venía cayendo en el último trimestre del año pasado y en todo proceso de reacomodamiento y de corrección de desequilibrios tiene impacto en el nivel de actividad. Todos los agentes económicos recalibran sus expectativas y, en todo proceso de desinflación, empieza a recuperarse el nivel de ingresos. En general, tenemos una economía que ha alcanzado en el segundo trimestre su nivel de caída. Obviamente que hay sectores que pueden caer más que otros todavía, pero hay actividades que han sido distintas. Han crecido respecto del año pasado como es el caso del agro, de la energía, de la minería y de servicios basados en el conocimiento. Todos aquellos que estaban más dedicados al consumo interno están de a poco por un proceso de recomposición de stock. Hubo mucho sobrestock que se dedicó a cubrir la menor demanda del primer trimestre. Ahora empieza un proceso de recomposición, como también la del crédito, que mueve la compra de durables. Ya empezamos a tener meses en los que las paritarias comienzan a ganarle a la inflación de ese mes. Esto lleva a una leve mejora en la posición del salario. Esto será un proceso de recuperación lento y en algunas actividades será más rápido. Dependerá no solo de la recuperación del ingreso, sino también de la expansión del crédito. Creo que el año que viene veremos una economía más vigorosa, donde no sólo el sector externo, sino también la inversión y el consumo, estarán empujando para poder empezar no sólo a recuperar PBI sino también empezar a crecer respecto del promedio histórico de los últimos 30 años.
-Hace unos días, afirmó que la Argentina es un país sin crédito. ¿Cuánto tiempo puede demandar reconstruir recuperación y confianza para volver a los mercados?
-El crédito depende de una moneda sana. La Argentina tenía depósitos por menos del 10% del PBI y fue el único país de América latina que en el siglo XXI destruyó su sistema financiero. Pasó de tener casi 30 puntos de depósitos a tener 10 cuando Brasil pasó del 50 a 60% del nivel de depósitos a tener 90%, igual que Chile y a otros muchos países. Sin moneda no hay créditos. Ir hacia un proceso de baja inflación permite recuperar los depósitos. Teníamos un Estado que te sacaba el poco depósito que existe, porque acumulaba déficit. Digo que ese déficit del sector público se financiaba con el poco crédito que había. El gran desafío que tiene el sistema bancario no es sólo crecer. Ya venimos tres meses seguidos de crecimiento de préstamos al sector privado, pero no sólo hay que hacerlo para el consumo, sino también para la actividad productiva. Desafío grande para el sector bancario argentino que no está acostumbrado a prestarle a las empresas. En los últimos años su negocio ha sido prestarle al Estado y vender tarjetas de crédito. Tiene que empezar a evaluar el riesgo de las actividades y acompañarlas. Hoy hay muchas pequeñas y medianas empresas (PyME), que podrían estar reconvirtiendo o ampliando su red de negocios para poder ser proveedores al sector de minería o de la energía, necesitan del crédito para poder invertir y para poder crecer.
-¿La inflación dejó de ser una bomba de tiempo tomando en cuenta el comportamiento observado en los precios durante los últimos meses?
-En materia de inflación, creo que el gobierno está ganando batallas, pero para vencer en la guerra falta mucho. La Argentina es un país que ha tenido mucho éxito en bajar la inflación muy rápidamente con programas de estabilización y ha tenido grandes fracasos para poder tenerla. La clave de no mantener una inflación baja es la cuestión fiscal. Cuando esa cuestión fiscal se desmadra, es donde la expectativa de una baja de inflación se desmorona. Por eso es tan importante la señal del veto a la movilidad jubilatoria. Uno podría decir, “sí, pero es un tema con los jubilados”, pero es preferible que el índice de precios baje. La inflación a la baja es lo que va a permitir recuperar las jubilaciones, no una ley que se vota sin fuentes de financiamiento y que obligaría al gobierno a caer nuevamente en déficit fiscal, que luego se financia con deuda. Es una señal importante del Gobierno el sostenimiento de la cuestión fiscal, que es la madre del comportamiento de la inflación, porque la monetaria es la consecuencia del déficit fiscal.
-¿Cómo cerrará económicamente este año y qué sucederá en 2025?
-Este año es de transición. Creo que la segunda parte es donde se consolidarán las variables macro. Vamos a terminar el período con un set de precios relativos más equilibrados y con una inflación a la baja. Con una actividad económica y el consumo recuperándose hacia el final del año. Claramente, este 2024 caerá en torno de un 3% a un 3,5%, pero entra un 2025 con una macro mucho más sana, con un Estado superavitario y con superávit en la balanza comercial según las proyecciones de la exportación. Volver a recuperar los superávit gemelos nos lleva a mirar un 2025 en el que la economía recuperará crecimiento y PBI entre 4% al 6% respecto de este año.
En la Provincia
Ciclo de ACDE Tucumán
Bajo el título “Nuevo modelo de política económica: Impacto y proyecciones en la economía real”, los economistas Dante Sica y Nery Persichini expondrán el jueves que viene, desde las 17, en el Hotel Sheraton Tucumán. El ciclo es organizado por la filial Tucumán de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresas (ACDE) reunirá a líderes y empresarios para analizar el contexto económico actual y sus implicancias para el futuro.